Neguentropía la Estrategia Contra la Obsolescencia Sistémica

Contexto

"Cuanto antes subamos a ese tren (la AI), estaremos introduciendo neguentropía para evitar o minimizar el riesgo de nuestra obsolescencia comprometida".

Esta frase se me había ocurrido en una conversación con amigos y colegas, sobre la incursión de la AI, y como podría esta afectar a los puestos de trabajo en general y en particular a los de tecnología informática, en un futuro ya no muy lejano. La conversación había iniciado con la noticia periodística de Infobae "Microsoft recorta 6.000 empleos en su mayor ajuste desde 2023" (14/05/2025) .

Desarrollo

Desde la óptica de la Teoría General de Sistemas, todo sistema está sujeto a la entropía, una tendencia natural hacia el desorden. Para contrarrestar este deterioro, los sistemas abiertos deben importar de su medio, neguentropía, es decir, orden, información y estructura (Johansen Bertoglio, 2013).

En contextos socioeconómico como organizaciones; instituciones educativas; sistemas productivos; y otros, introducir AI de manera estratégica puede interpretarse como la inyección de esa neguentropía. La Automatización inteligente; aprendizaje adaptativo; machine learning; IoT (internet de las cosas), robótica; agentes inteligentes; decisiones basadas en datos; etc., pueden mejoran la eficiencia, reducir errores y aumentar la capacidad adaptativa o supervivencia del sistema.

La neguentropía no solo mantiene la cohesión interna del sistema, sino que le permite evolucionar. (Johansen Bertoglio, 2013; von Bertalanffy, 1989).

Cuando la misión de adaptación de un sistema, ignora las señales de su entorno, como la transformación tecnológica (en nuestro caso de análisis la AI), o se resiste al cambio, corre el riesgo de quedar obsoleta. Este incremento de entropía no es un evento casual, sino una consecuencia directa de la inacción del organismo que tiene la misión de dirección del sistema, frente a las transformaciones del entorno.

Este ejemplo ilustra el concepto de entropía en sistemas complejos: a medida que el sistema pierde capacidad para procesar y responder a la información de su entorno, disminuye su energía disponible para realizar trabajo útil y adaptarse (Johansen Bertoglio, 2013). La obsolescencia resultante refleja el principio termodinámico aplicado a organizaciones: sin una gestión activa que contrarreste la tendencia natural al desorden, el sistema inevitablemente se degrada y pierde relevancia en su contexto operativo, técnicamente se convierte en un sistema cerrado, por no importar la energía para devolver el orden al sistema, o sea neguentropía.